El 28 de noviembre de 2016, el mundo del fútbol quedó marcado por la tragedia del Chapecoense. El vuelo 2933 de la aerolínea LaMia, que transportaba al equipo brasileño hacia la final de la Copa Sudamericana, se estrelló en Colombia, cobrando la vida de 71 personas y dejando solo seis sobrevivientes.
El Chapecoense se dirigía a Medellín para enfrentar al Atlético Nacional en un partido histórico. El equipo abordó un vuelo chárter operado por la aerolínea LaMia, conocida por ofrecer servicios a equipos deportivos. A bordo del RJ85 viajaban 77 personas, entre jugadores, cuerpo técnico, periodistas y tripulación.
La aeronave cayó en el cerro El Gordo, en el municipio de La Unión, Antioquia. Según los informes, el accidente fue causado por la falta de combustible, un problema recurrente para la aerolínea. La decisión de no modificar la ruta original, a pesar de las recomendaciones, resultó fatal.
Un clima adverso y un panorama desolador
Aquella noche, el mal clima complicó las operaciones. Las lluvias intensas y el descenso de la temperatura dificultaron el rescate. Los testigos describieron una escena devastadora: escombros esparcidos, cuerpos sin vida y sobrevivientes pidiendo ayuda.
Los rescatistas, entre ellos campesinos, bomberos y médicos, trabajaron incansablemente en medio de la oscuridad. Solo seis personas lograron sobrevivir, incluyendo a tres jugadores del Chapecoense.
Impacto en el fútbol y homenaje al Chapecoense
La tragedia dejó un impacto profundo en el mundo del fútbol. El Atlético Nacional pidió a la CONMEBOL que se otorgara el título de la Copa Sudamericana al Chapecoense, un gesto de solidaridad que fue ampliamente aplaudido.
Cada 28 de noviembre, el mundo recuerda a las víctimas y celebra la memoria de un equipo que inspiró con su trayectoria. El Chapecoense se convirtió en un símbolo de resiliencia, reconstruyendo su plantel y regresando al campo de juego con el apoyo de toda la comunidad futbolística.

El legado de una tragedia
El accidente del vuelo 2933 expuso problemas en la seguridad aérea y en las operaciones de aerolíneas como LaMia. A raíz de esta tragedia, se reforzaron regulaciones en vuelos chárter y se revisaron protocolos de seguridad para prevenir incidentes similares.
Hoy, el Chapecoense sigue siendo un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de la solidaridad en momentos de adversidad.