El histórico acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), firmado este viernes tras 25 años de negociaciones, marca un antes y un después en la relación comercial entre los bloques.
El acuerdo, en términos generales, busca reducir o eliminar los aranceles de productos entre ambas regiones, fomentando el intercambio comercial. Para el Mercosur, los beneficios inmediatos recaen sobre productos agrícolas como harina y poroto de soja, aceites industriales, frutas y frutos secos, legumbres y otros derivados. Sin embargo, el impacto podría ser más amplio.
Dante Sica, exministro de Producción y Trabajo de Argentina, calificó el tratado como “muy equilibrado” y destacó que, aunque los cambios inmediatos puedan no ser evidentes, el acuerdo posiciona estratégicamente a la región para atraer inversiones en energía, minería y servicios basados en el conocimiento, sectores en auge en el contexto global actual.
Perspectivas en energía y minería:
Jorge Vasconcelos, del IERAL de la Fundación Mediterránea, señaló que el acuerdo podría ser una oportunidad para que Brasil aproveche el gas argentino mediante contratos sólidos de aprovisionamiento. Aunque las exportaciones directas de gas desde Argentina a Europa son limitadas por la distancia y los costos, el país podría ofrecer valor agregado en sectores como la energía nuclear, colaborando con socios europeos en suministros estratégicos.
Por otro lado, no se espera un boom de productos europeos en el Mercosur, dado que la competitividad asiática, especialmente de China, domina las importaciones en Brasil y Argentina. Sin embargo, el tratado podría incentivar inversiones de capital europeo en plantas ya establecidas en Sudamérica.
Impacto en el agro y la industria:
El acuerdo equilibra los intereses entre el sector agropecuario y la industria, permitiendo que productos agrícolas locales accedan a la UE con menores costos, mientras que productos industriales europeos enfrentan una recepción más moderada en el Mercosur, dada la competencia asiática.