El insólito “maratonista de las ojotas” que corrió borracho, ganó una medalla y transformó su vida

En Garrafão do Norte, Brasil, un hombre alcoholizado se coló en una maratón de 8 kilómetros con ojotas, ganó una medalla y terminó cambiando su vida por completo. Su historia recorrió todo el país y se volvió símbolo de superación.

Todo comenzó el 27 de julio en Garrafão do Norte, un pequeño municipio del estado de Pará, al norte de Brasil. Allí se desarrollaba una maratón organizada por un gimnasio local, cuando un hombre alcoholizado se unió espontáneamente a la competencia. Sin preparación, sin inscripción y calzado apenas con ojotas, Isaque —como se dio a conocer— corrió los 8 kilómetros y llegó a la meta.

La escena fue grabada por numerosos testigos y, en pocas horas, se viralizó en redes sociales. La imagen de Isaque cruzando la meta, tambaleante pero decidido, se volvió símbolo de algo más grande que una simple anécdota.

Del alcohol a la pista: la transformación de Isaque

Lo que parecía una broma o un episodio pintoresco tomó otro rumbo. La historia sensibilizó a los organizadores y vecinos, que decidieron apoyarlo. El propio municipio emitió un comunicado donde lo calificaron como “un ejemplo de superación para todo Brasil”. Desde entonces, el llamado “maratonista de las ojotas” inició un cambio radical.

Isaque dejó el alcohol, comenzó a entrenar, recibió asistencia médica y psicológica, y abrió una cuenta de Instagram donde comparte sus avances. En pocos días, pasó de ser un desconocido a tener más de 230 mil seguidores y convertirse en una fuente de inspiración para miles de personas.

Un nuevo estilo de vida

“Estoy dejando atrás las drogas y el alcohol. Estoy aprendiendo a alimentarme mejor, dormir bien y seguir una rutina saludable”, escribió Isaque en una publicación. Su objetivo, ahora, es claro: convertirse en un verdadero corredor profesional.

Gracias al apoyo recibido, cuenta con acompañamiento profesional, entrenadores y asistencia nutricional. Hoy, se lo ve correr con zapatillas, sobrio y con la misma determinación con la que aquel día cruzó la meta.

Una historia que corre por todo Brasil

El caso de Isaque dejó de ser simplemente viral. Se transformó en un ejemplo concreto de cómo una decisión inesperada —aunque nacida desde el error— puede convertirse en un punto de inflexión. Su historia recorre el país como una metáfora de redención: desde la resaca hasta la pista, pasando por la vergüenza, la exposición, la empatía y el cambio.

El maratonista de las ojotas ya no es una curiosidad. Es un recordatorio de que incluso en los momentos más confusos, la vida puede ofrecer nuevas oportunidades.