El sacerdote Justo José Ilarraz, condenado a 25 años de prisión por abusos sexuales cometidos en un seminario en Entre Ríos, ha sido expulsado de la Iglesia Católica por disposición del papa Francisco.
Justo José Ilarraz, de 65 años, fue condenado en 2018 a 25 años de prisión por la Justicia civil por los delitos de corrupción y abuso de menores. Actualmente cumple su condena en modalidad domiciliaria con una tobillera electrónica, mientras su caso se encuentra en la Corte Suprema de Justicia. La expulsión del estado clerical se dio tras un juicio canónico llevado a cabo en el Tribunal Interdiocesano Bonaerense y ratificado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
El comunicado oficial de la Diócesis de Concepción expresa: “El Obispado de la Santísima Concepción de Tucumán comunica que después de realizarse un proceso administrativo penal, el Santo Padre ha dispuesto la expulsión del estado clerical del mencionado sacerdote”.
Ilarraz trabajó en el Seminario de Paraná desde 1984, donde, según los testimonios de las víctimas, cometió múltiples abusos sexuales entre 1988 y 1992. Las víctimas tenían entre 12 y 15 años y se estiman más de 20 casos, aunque solo siete denunciaron formalmente. Durante esos años, el cura utilizó su posición de poder y confianza para perpetrar los delitos.
Los abusos se llevaron a cabo en diversas ubicaciones dentro y fuera del Seminario, incluyendo habitaciones, baños, un departamento en Paraná y hasta una carpa en un campamento religioso. Las víctimas relataron que Ilarraz normalizaba las violaciones y les pedía guardar secreto, calificando los hechos como “demostraciones de afecto”.
Reacciones de la Iglesia
El entonces arzobispo de Paraná, Estanislao Karlic, y otros miembros de la Iglesia reaccionaron trasladando a Ilarraz a Roma y posteriormente a Tucumán, sin impedirle ejercer el sacerdocio. Fue en Monteros, Tucumán, donde continuó oficiando misas hasta que en 2012 se hicieron públicos los abusos, lo que derivó en su enjuiciamiento y condena.
