María Corina Machado, dirigente opositora venezolana y destacada figura de la lucha democrática en su país, no pudo asistir a la ceremonia del Premio Nobel de la Paz, por lo que su hija, Ana Corina Sosa, fue quien recibió el galardón en Oslo.
Machado no pudo estar presente en la entrega del premio debido al riesgo extremo que implica abandonar su país. Desde el 9 de enero, cuando fue detenida brevemente durante una manifestación en Caracas, no ha vuelto a aparecer en público. La información sobre su imposibilidad de viajar fue confirmada por el Comité Noruego del Nobel y por su propio equipo.
El reconocimiento en manos de su hija
En representación de la dirigente, su hija Ana Corina Sosa recibió el galardón ante la ovación del público. Durante el acto, el presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, destacó los esfuerzos de Machado por intentar llegar a la ceremonia y celebró que se encuentre a salvo, manifestando la esperanza de recibirla en Oslo próximamente.

Declaraciones desde la clandestinidad
A través de una grabación de audio difundida por la organización del Nobel, Machado agradeció a quienes arriesgaron sus vidas para ayudarla a salir del país y subrayó que el premio representa un reconocimiento para todo el pueblo venezolano. También expresó su deseo de reencontrarse con su familia y con los venezolanos que la acompañaron hasta Oslo, a quienes no ha visto desde hace dos años.
Reacciones internacionales
Elisa Trotta, fundadora del Foro Argentino para la Democracia y exembajadora de Venezuela, señaló que era evidente la dificultad de que Machado pudiera abandonar el país dadas las condiciones en las que vive desde hace tiempo. Destacó además que su seguridad debe ser prioritaria y que su ausencia no debilita la causa democrática, sino que reafirma su compromiso con la libertad en Venezuela.
Contexto político y simbolismo global
Analistas consideran que este episodio vuelve a exponer la situación política bajo el régimen de Nicolás Maduro. La ausencia de Machado en un evento de relevancia mundial refuerza la mirada internacional sobre la persecución a dirigentes opositores y sobre las limitaciones que afronta el movimiento democrático. En diversos países, incluida Argentina, se organizaron encuentros y movilizaciones para acompañar la ceremonia y expresar apoyo a su liderazgo.
